El Mediterráneo ha sido y es eje vertebrador de una cultura marítima cimentada en los contactos que las gentes asentadas en sus costas han tejido a lo largo de milenios. Dichos contactos han tenido como escenario primordial los puertos marítimos, puntos de intercambio económico, tecnológico y cultural, cuya importancia en el entramado de relaciones sociales y políticas los ha convertido en espacios de multiculturalidad e hibridación ideológica, en vehículos de innovación tecnológica e intercambio de ideas, y en nudos de las rutas del intercambio de mercancías y el transporte de personas.

Esta realidad está detrás del hecho de que hayan sido siempre objeto de estrategias económicas y sociopolíticas puntuales y/o globales, tanto en sus territorios de inserción política, beneficiarios de sus ventajas económicas, como en aquéllos otros interesados en la continuidad bien del eventual carácter franco que a algunos de ellos les asiste, o bien del papel redistribuidor que siempre a todos les acompaña. Al albur de esta evidencia y a lo largo de la Historia, las voluntades políticas convertidas, en algunos casos, en sinergias internacionales han hecho que en ciertos puertos se haya sumado un carácter esencialmente militar de interés político nacional e internacional. De igual forma, los cambios en las políticas de ampliación económica sobre la explotación de los mares como vehículos conectivos, han añadido una nueva escenografía a determinados puertos: las actividades de ocio y turismo cultural crucerista, a las que tampoco es ajeno el Mediterráneo.

Sin embargo, conviene retener que su materialidad surge en la necesidad de explotar los recursos marinos integrantes de la dieta de la población costera; una explotación vigente en la actualidad, en unos casos bajo parámetros tradicionales, en otros enmarcada en la actividad industrial. Este aumento de los roles socioeconómicos y políticos de los puertos, ha llevado a la necesidad de ampliar sus instalaciones con obras de ingeniería que, en ciertos casos, han incidido de forma negativa en la sostenibilidad de sus entornos terrestres y, sobre todo, marinos. En este sentido, el ambiente ecológico que se vislumbra como de cambio climático, los coloca como puntos en los que preservar el equilibrio ecológico comprometido. Por tanto, tratar en estos IV Encuentros Internacionales del Mediterráneo la realidad pasada, presente y futura de los puertos, parece oportuna, de gran relevancia e innegable novedad temática en los albores del siglo XXI.

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